La creciente interdependencia entre los sistemas bancarios de los distintos países requiere de un marco regulador y de supervisión transfronteriza con una normativa bancaria eficiente y armonizada.
Menos riesgo, más transparencia y sostenibilidad del sistema financiero son los principios generales que guían el amplio grupo de actuaciones propuestas.
En el ámbito de los estándares internacionalmente aceptados en materia de regulación y supervisión bancarias representados por los Acuerdos de Basilea, se han propuesto distintas medidas para subsanar debilidades (Basilea III), como la introducción de amortiguadores en los requerimientos de capital que reduzcan la prociclicidad, afianzar la gestión de la liquidez, promover la difusión de información de empresas, instituciones financieras y agencias calificadoras, modificar las ponderaciones de riesgo para incorporar la bursatilización o incluso introducir mecanismos dinámicos de provisiones estimadas con base a la pérdida esperada.